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Desde hace un tiempo comparto con otros colegas, sobre todo a través de algunas redes sociales, el sentimiento de que al colectivo de diseñadores industriales le hace falta un Colegio Oficial que proteja sus intereses y que permita también dar un paso para mejorar el nivel de diseño de nuestro país.
Es más, ante la crisis que vivimos, los cambios sociales y los cambios industriales que se empiezan a ver y que marcarán el futuro cercano está claro que necesitamos este recurso de forma urgente.
El diseño industrial no pasa por su mejor momento. No podemos negarlo como tampoco podemos negar que es un ámbito profesional necesario para la sociedad. Debemos hacer todo lo posible para cuidarlo. Es nuestro exponente de I+D+I más explícito y por extensión influye en el futuro de nuestra economía. No es cosa de broma.
Así pues debemos protegerlo, reforzarlo y sobre todo prepararlo a los nuevos tiempos que están por venir y una forma de hacerlo, sin lugar a dudas, es regular la profesión de una vez.
Me ilusiona especialmente pensar en que podamos tener -los diseñadores industriales- un Colegio Oficial que regule nuestro marco profesional.
Una entidad, como ya he repetido en otros foros, moderna, eficaz pero sobre todo ajustada a las particularidades de nuestra profesión. Una entidad joven, dinámica y adaptable a la sociedad, a los mercados y a la industria. Un organismo sin precedentes que abra nuevos caminos organizativos y colectivos del diseño.
Un Colegio que vele por nuestros derechos y por ende por los derechos de nuestros clientes y mercados. Que nos ofrezca seguridad y cobertura legal. Que nos asesore en todo aquello en lo que alberguemos dudas durante el desempeño de nuestro trabajo.
Un Colegio Oficial de diseñadores industriales que contribuya también a la más correcta promoción y divulgación del diseño industrial para que se establezca de forma oficial como un dinamizador social, industrial y de progreso.
Necesitamos un organismo que vaya más allá de lo que hasta el día de hoy han venido ofreciendo las asociaciones, cada una en su ámbito geográfico de actuación y siempre en base a sus propias posibilidades legales, recursos y esfuerzos.
A todas ellas debemos decirles que contamos con su apoyo. Que es totalmente necesario para sumar consenso y la fuerza necesaria para este nuevo proyecto general. Necesitamos de su experiencia, de su gestión y de su amor al diseño.
Se abre un debate apasionante sobre el diseño industrial de nuestro país. Una oportunidad única también para dialogar abiertamente sobre la calidad de nuestro sistema educativo y/o sobre la investigación al respecto.
Aquí también debemos buscar el compromiso de nuestras escuelas y de nuestras universidades. Deben sumarse al proyecto porque ellas son la representación formativa de nuestra disciplina. De forma especial este debate supone para ellas la mejor excusa para poner orden y homogeneidad a unos planes académicos que están actualmente muy desordenados.
Diseñadores, asociaciones y universidades, en su conjunto, somos todos necesarios porque todos formamos el diseño.
La anarquía reguladora del diseño, no nos engañemos, beneficia solo aquellos que trabajan al margen del rigor y de la profesionalidad. En su mayoría aquellos venidos interesadamente a nuestro sector desde otros sectores.
Esta laguna legislativa, no solo perjudica a muchos profesionales sino que ampara el abuso y permite que constantemente sectores ajenos al diseño, no solo se apropien de él sino que además formulen propuestas que atentan contra la dignidad de todo un colectivo, como son por ejemplo los concursos abusivos, trabajar por debajo de un umbral coherente de precios, la creación de grupos con intereses propios y un largo etcétera.
Soy consciente de que siempre hemos huido de este tipo de estructuras. Seguramente para no someternos a ciertas obligaciones. Pero hoy toca entender que adquirir obligaciones nos permitirá tener derechos. Una contrapartida por la que bien merece la pena estar un poco controlados.
Es posible que nos hallemos ante la oportunidad histórica de hablar abierta y muy seriamente sobre un marco regulador del diseño. Una nueva etapa que además habría de llevarnos directamente a la realización de un análisis profundo –y de futuro- sobre nuestra disciplina.
Es posible que haya llegado la hora. Por lo menos muchos empezamos a caminar en este sentido.
Se ha abierto una cuenta de twitter >@CODI_oficial en la que se están sumando todos los diseñadores industriales que piensan positivamente al respecto de la creación del Colegio Oficial. También se ha habilitado un grupo de Google (inactivo) para poder mantenernos comunicados e intercambiar opiniones sobre el tema.
Agradezco desde aquí públicamente a las personas que hay detrás de @Dida_Oficial que han tomado el testigo de este deseo que alimentamos tantos.
Febrero de 2013