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® Diseñador industrial. 2024
® ozestudi. 2024
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Ha fallecido Gaetano Pesce y me ha venido un pensamiento a la cabeza...
Descubrí a este diseñador en la escuela, hace aproximadamente 30 años, y a Enzo Mari y a Sotssas y a Starck y a Mariscal (…) Pero nunca nos dijeron que teníamos que ser como ellos, es más; tan bien lo hicieron nuestros profesores, que muchos no comulgamos con algunas de sus visiones, lo que no restó nunca para nosotros un ápice de importancia ni a su trabajo ni al enorme papel que han tenido para el diseño. Sin ellos, nada sería igual.
Creo que antes el diseño nos ofrecía muchas más cosas, la verdad. Estaba cargado de propósitos y esos titanes que citaba, eran independientes, únicos e irrepetibles. Hoy, en cambio, todos nos alineamos a un mismo discurso y nos imitamos los unos a los otros. La cultura del copy-paste llevada al extremo y a lo humano.
El diseño actual es monótono, uniforme, todo se parece a todo y, por extensión, es tremendamente aburrido y vulgar. El pensamiento crítico no tiene cabida en esta homogeneización a la que el sector ha llegado y es hora de decir que los valores [coloca aquí la etiqueta que prefieras] que el diseño nos vende actualmente con tanta vehemencia y vital esperanza son, en realidad, falacias; cantinelas comerciales y poco más, que tienen la única finalidad de vendernos un sucedáneo, un “yo también tengo de eso”.
El diseño industrial, como labor intelectual que es, ha tenido siempre la necesidad de traspasar límites, un papel relegado tradicionalmente solo a unos cuantos privilegiados; PENSADORES en mayúscula que, cada cierto tiempo, han tenido –y tienen- la capacidad de remover las conciencias de todo el colectivo. ¡Qué necesarios son los “Sotssas”, “Maris”, “Starcks”, “Pesces”, “Mariscales” (…) te gusten más o te gusten menos! ¡Y qué poco hemos aprendido de ellos en el momento en el que todos hemos querido ser como ellos!
A nuestros maestros los mueve la necesidad –y me aventuraría a decir que incluso la obligación y el compromiso-, mientras que a los que escupen al mundo más de lo mismo, inundándonos en una grisácea monocromía, solo les mueve la inercia y, muy posiblemente, la material esperanza de crearse un nombre dentro de un sector que cada día es más un circo.
Sobran expertos y talentos. Sobran asociaciones palmeras y entidades que actúan como clubes. Sobran oradores simpáticos, gurús e intrusos y nos faltan más maestros, pero muchos más y sobre todo adquirir la capacidad de valorarlos sin la necesidad de imitarlos ni quemarlos, aprendiendo así también a ser nosotros mismos, porque el diseño bien merece nuestra mirada; tu mirada.
Por los maestros que se fueron y por los que vendrán.
Abril 2024