Glaucoma en el sector del diseño

El mundo del diseño se ha llenado de nombres tan aparentemente brillantes como vacíos de contenido, personajes que a poco que uno los investigue descubre asombrado que carecen de una trayectoria sólida y que, de diseño, más bien poquito al margen de repetir mantras. Pero mira, ahí están; “en to lo alto” dando voces, guiándonos desde sus púlpitos con la inestimable ayuda de las redes sociales y sus fieles abducidos. No hace falta decir quienes son, los conoces sobradamente, suenan a cada instante.

De manera progresiva desde principio de siglo, lentamente como si de un maldito glaucoma se tratara, nos hemos ido acostumbrando a mirar al sector desde estas incursiones, reduciendo así nuestro campo visual hasta quedarnos casí ciegos y, cuando uno es ciego, el tuerto es el rey, o la reina. Será eso.

Para los que aun conservan algo de vista, es un hartazgo ver día sí y día también, como la gran mayoría de estos caraduras usan entidades, agrupaciones y asociaciones afines al diseño -pon el nombre que quieras y acertarás- para su promoción e interés personal, llevando el “sin ánimo de lucro” hasta un nuevo nivel. Y mira, me daría igual (es mentira) si el dinero os lo sacan a vosotros ingenuamente en forma de cuota, subscripción o patrocinio, pero en el momento en el que también gestionan fondos públicos, es decir dinero de todos, incluido el de mi madre a la que el diseño ni fu ni fa, ¡cuidado!: hay que ser asquerosamente pulcros. Cada céntimo de ese dinero debe destinarse de manera transparente y rigurosa al fin establecido y en favor de todos. Muy al contrario, lo malgastan y lapidan grotescamente en sueldos, viajes, ferias, fiestas, exposiciones, comidas y desayunos con nombre anglosajón, que para más vergüenza nos restriegan desde sus ventanas digitales esgrimiendo una blanca sonrisa Profident que parece decirnos: “A vuestra salud pringados”. Ni se esconden, ¿para qué si estamos atontados?.
A mi ya me empieza a molestar, la verdad. Quizá sea que me hago viejo, no lo sé, o que muchos jóvenes (y no tan jóvenes) reclaman oportunidades que otros se llevan sin merecerlas a manos abiertas, y me fastidia mucho. Es injusto.

Y qué decir de esos saraos a los que te "invitan", previo pago de 2.000 castañas, garantizándote un speech face to face de 2 minutos con potenciales clientes y partners que en realidad solo han ido allí porque van a gastos pagados, a cuerpo de rey, como es obvio. Si es que nos pasan pocas cosas, que diría aquel.

No es tarde, el glaucoma detectado a tiempo es muy tratable y, aunque es cierto que el daño ocasionado en el nervio ahí queda, por lo menos conservamos la vista.. Os invito a decir basta.

Febrero 2025

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