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Diseño Industrial con palabras

Este artículo nace para el número 5 de la revista Proyecta56 que celebra su primer año de existencia.

Aprovechando la efeméride no podía dejar pasar la oportunidad para pensar sobre las crecientes publicaciones que hablan del diseño y el papel tan importante que ejercen sobre los diseñadores.
Son una herramienta intelectual fundamental con la que entender, sobretodo los diseñadores más jóvenes, que el diseño sigue trascendiendo de lo que vemos y que está irremediablemente conectado al mundo del pensamiento. Al hombre y a su cultura.

No obstante, los “ajenos” al diseño suelen analizar –por norma- el diseño desde los resultados. Y suelen tener, por esta razón, una idea principalmente visual de lo que es el diseño. En todas sus disciplinas.
Las formas, los colores, las texturas, los materiales, (…) Son los únicos rasgos que, estando en un primer plano, importan para los que sólo contemplan las cosas con los ojos.
La verdad es que tampoco tenemos porque exigirles más. E incluso su interpretación no debería suponer mayor problema si no fuera porque este gusto se adoctrina y porque en un tiempo en el que, por desgracia, prima la superficialidad y el diseño no está al nivel que muchos desearíamos, este escueto y mayoritario análisis social que se hace del diseño –hoy contaminado por un interesado canon mercantilista- puede jugar en nuestra contra. Y debemos evitarlo.

En cambio, los diseñadores sabemos que el diseño nace desde las necesidades, desde la abstracción, las palabras, las ideas, las posibilidades, los problemas, los conceptos, las inversiones, los recursos, (…) Y lógicamente también desde un estadio visual, no sólo de aquello que vislumbramos como posible en base a nuestras variantes de proyecto sino también mediante la visualización de una realidad que sabemos que es posible y que además debemos hacer que lo sea.
A diferencia de otros, nosotros estamos obligados a mirar al diseño con todos los sentidos, incluyendo el cerebro, y desde todos los sentidos. Y debemos exigir a todos los diseñadores que lo analicen, lo interpreten, lo entiendan y lo ejerzan desde esta realidad poliédrica en la que el pensamiento es el eje central. Sólo así es posible alejarse de la imperante superficialidad y acercarse nuevamente a la cultura del proyecto; al DISEÑO.

De esta forma, mientras todos aquellos “ajenos” a la disciplina –la sociedad en su conjunto- demandan al diseño la superficialidad que actualmente le malinterpretan a través de sus cánones, el diseño debe de seguir apostando por incorporar el peso suficiente como para que no baste un mero análisis subjetivo. Y mucho menos condicionado por intereses.

Está claro que el nivel del diseño industrial, el diseño mismo, depende únicamente de los diseñadores. Ésta es, sin lugar a dudas, una responsabilidad colectiva-profesional que debe entenderse desde su formación hasta su práctica, pasando por todos sus discursos y voces. Por ello, pensar al respecto del diseño, escribir sobre diseño, diseñar con palabras o leer diseño es tan necesario e importante para nuestro aprendizaje constante como diseñadores. Una asignatura optativa a la que todos deberíamos matricularnos para no abandonar jamás.

Integrar de forma natural este enfoque del diseño industrial nos permite ejercerlo de una determinada manera que, si bien es cierto que no es la única existente, si que es una de las que le infunde tradicionalmente más solidez y rigor.
Como he pretendido sugerir entre líneas, somos los diseñadores los que debemos controlar la interpretación que la sociedad hace del diseño porque éste depende principalmente de nosotros. Así que es muy importante la elección del diseño que utilizamos para tal fin. En este sentido, las publicaciones que nos hablan del diseño, por pequeñas que puedan parecer, ocupan –todas- un rol indiscutible en nuestro propio trabajo diario. Al margen dejo intencionadamente aquellas ediciones mucho más ligeras y/o visuales que no se caracterizan precisamente por incorporar la crítica y la reflexión del diseño más allá de la mera opinión.

Desde aquí os animo, como colega, a que sigamos apoyando estas iniciativas editoriales. Que sigamos fomentando y alimentando nuestro carácter crítico de la disciplina a través de la lectura de temas de diseño y que reflexionemos constantemente sobre la incidencia que tiene, lo queramos o no, nuestro trabajo en el seno de la sociedad.

En el apartado de enlaces tenéis algunas de estas ediciones. Buena lectura.

Y si empezaba el artículo citando a Proyecta56, no puedo terminarlo sin desearle un muy feliz cumpleaños. ¡Y que sean muchos más!
Y dar las gracias a todo el equipo y a la totalidad de colaboradores. Muchísimas gracias por el esfuerzo realizado durante este tiempo, por las ganas, por no tirar la toalla en los momentos más bajos que tiene todo sueño, por crecer siempre, por mirar adelante, por defender el diseño más allá de lo que vemos, por acercarlo a todos y sobretodo por brindarnos la oportunidad de leerlo a través de las palabras. Y siempre de colega a colega.

Octubre 2014