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Dinamizar la industria, apostar por la recuperación general de un País

Reflexionaba hace unos meses sobre la necesidad de una nueva revolución industrial. Hablaba entonces de la necesidad de iniciar un camino hacía una nueva industria mejorada donde el diseño industrial debe ser participante activo proponiendo soluciones eficaces e innovadoras que permitan una variación de modelo de crecimiento económico.
Hoy, ante el desgaste evidente de la mayoría de sectores y el agravamiento de la situación de crisis, en la que se reconoce de forma rotunda y oficial que el actual modelo de crecimiento no funciona y no puede ser tomado de referencia de futuro, creo que el momento de empezar a plantear en serio este tipo de cuestiones puede estar llegando.

Podríamos decir que España, en mayor o menor medida, puede considerarse un país industrial aunque las zonas industrializadas se concentren mayoritariamente en algunas comunidades autónomas muy concretas, sea por tradición, fiscalidad o bien por logística y comunicaciones. En cualquier caso tan solo hace falta transitar por el territorio español para ver que abundan, casi en cualquier lugar, los polígonos industriales. Ubicaciones naturales donde se afincan y desde donde operan, multinacionales al margen, la mayoría de PYMES industriales de nuestro País. Un nutrido conjunto de pequeñas y medianas empresas compuestas principalmente por talleres y fabricantes de todo tipo y tamaño. Empresas que generan la mayoría de los puestos de trabajo del sector privado.

La ausencia local de industrialización en ciertas zonas da paso normalmente a la presencia de otro tipo de tejido empresarial u otros sectores, como lo son por ejemplo el sector agrario y el sector servicios pero que requieren a su vez, aunque muchas veces no sean conscientes de esta estrecha conexión, de la industria para poder disponer de sus propias infraestructuras y contextos.
Es precisamente por esta sencilla razón de interrelación que un problema, aparentemente tan focalizado como podría ser en principio la desaparición de un único sector, en este caso hablamos del industrial, afecta en realidad de tal forma a otros sectores que la problemática se generaliza.

Sin duda en los modelos económicos de los países más avanzados la industria es uno de los mejores motores, o así debería ser, y si éste se para se acaba gripando todo el sistema tarde o temprano.
Personalmente entiendo que es aquí donde reside el problema y es lógico que piense también que es aquí desde donde deben generarse las soluciones. Debemos dinamizar la industria para convertirla en la base de un nuevo modelo de crecimiento económico fomentando con ello la salud del resto de sectores.

Es cierto y no lo omitiré, que actualmente nuestro fracasado modelo de crecimiento económico dependía casi exclusivamente de la construcción que venía a representar aproximadamente el 18% del PIB. Aunque en cifras totales aparecidas en los informes más completos se calcula que el sector puede llegar a representar en realidad el 40%, si no me equivoco. En cualquier caso la orquilla porcentual del PIB que genera un único sector sin apenas posibilidades de estabilidad futura es realmente preocupante.
De la construcción dependen a su vez gran parte de industrias, tales como extrusoras, carpinterías de aluminio, mobiliario, sanitarios, materiales, iluminación y un largísimo etcétera. Industrias que hoy día, por desgracia, se enfrentan a grandes problemas estructurales de los que depende su propia existencia.
Dicho esto, es también de rigor destacar que la pérdida de fuerza e importancia del sector de la construcción, siendo además un sector con un elevado componente especulativo y con muy poco margen para incorporar políticas de futuro, no debe llevar consigo una obligada reducción equitativa de toda la industria auxiliar relacionada, nada más lejos, sino que esta industria tiene ahora una oportunidad única de recuperación si empieza a incorporar estrategias de futuro.
Esta industria auxiliar debe empezar a reflexionar, reconsiderarse y reinventarse mediante procesos y esquemas de desarrollo I+D+i dando paso con ello finalmente al tan buscado y deseado nuevo modelo de crecimiento económico. Un modelo estructural mucho más diversificado, mucho más sólido y mucho más beneficioso para las futuras generaciones.

Estos largos y duros años de crisis han barrido literalmente, en diferentes oleadas, a un gran número de empresas industriales. Se ha destruido un importante tejido industrial que sin duda será muy difícil de recuperar pero debemos mirar hacía el futuro y hacer todo lo posible por reavivarlo y dinamizarlo nuevamente en favor también del resto de sectores que corren el riesgo de estancarse.
Cuidar nuestra industria es cuidar y apostar, sin lugar a dudas, por el resto de sectores que en su conjunto representan la mayoría de los agentes económicos que generan la auténtica riqueza de un País. Una riqueza que permite que la sociedad disfrute de muchos más privilegios y del bienestar necesario para la estabilidad.

Todas estas cuestiones que parecen ser muy abstractas y lejanas, tocan y afectan en realidad muy de cerca al ciudadano de a pie aunque muchas veces éste se considere ajeno. Así que todos, en la responsabilidad que nos toca a cada uno, debemos ser protagonistas para generar propuestas y participar de forma activa para que este cambio de modelo económico se produzca.

Como diseñadores industriales también debemos exigirnos y exigirles mucho más a todos. Podemos participar de forma activa y debemos hacerlo.
El diseño industrial de forma particular debe ser exigente con sus asociaciones profesionales y colegios que parecen estar sumidos en un dulce letargo del que ya es hora que vayan despertando.
Nuestras asociaciones deberían sentarse, como ya lo han hecho otros, con nuestros gestores (políticos) y con nuestros industriales (empresarios) para buscar fórmulas que posibiliten que el diseño industrial pueda aportar de una forma eficaz y eficiente soluciones al problema. O por lo menos motivar el planteamiento de opciones y/o alternativas.
El diseño industrial y nuestro colectivo profesional, con la posibilidad real de generar competitividad, está capacitado para aportar planteamientos. Tan solo debemos generar el marco adecuado para que puedan producirse.

No hay que pensar demasiado para que a uno se le ocurran propuestas, como por ejemplo la creación de grupos de trabajo de I+D con integración del diseño industrial que estén destinados al apoyo de la industria. Incluso éstos podrían estar subvencionados en parte con capital público (que luego se recupera en capital social convertido en puestos de trabajo, solidez industrial y mejoras sociales) y que se lleven a cabo acciones que permitan plantear soluciones a las necesidades reales de las industrias de tal forma que se genere competitividad en nuestras empresas, que se logre mantener vivo el sector mediante la exportación, el consumo y la confianza de los mercados.
Debemos adquirir la consciencia “del sumar” y no actuar siempre para restar o en favor de un único beneficiario. Es decir empezar a fomentar las sinergias necesarias incluso entre los competidores porque hoy ambos bandos seguramente están en el mismo barco. Un barco a la deriva al que hay que programarle un nuevo rumbo que lo aleje del arrecife.

El diseño industrial puede plantear medidas para la recuperación del sector industrial. ¿Por qué no?. Medidas encaminadas a la adecuación de un nuevo modelo de crecimiento económico más sólido pero sobretodo de futuro.

Para acabar, cabe decir que todos los esfuerzos serán infértiles si no van precedidos y/o acompañados de una regulación escrupulosa de los mercados financieros y un exhaustivo control de los bancos que nos permitan dejar atrás la situación de crisis. El esfuerzo y los plantamientos deben de venir lógicamente desde varios frentes. Unámonos para salir de la crisis mediante un cambio de modelo social-económico que nos asegure y garantice el futuro, a nosotros y a nuestros hijos.

El diseño industrial depende en esencia del sector industrial del que también depende, en gran medida, la economía de un País así que en esta aventura histórica de idear un nuevo modelo de crecimiento sólido y de futuro estamos todos implicados. Participa..

Julio 2011